Mi padre tomó la playa en Normandía

Así como suele ser relativamente común que se interesen por tu color, comida o canción favorita, nunca nadie ha osado preguntarme por mi sentimiento preferido. Si lo hiciera, y se aventurara a atravesar el pudor emocional que no tengo, le diría que, entre todos, elegiría siempre la nostalgia. La nostalgia es lluvia, son campos de trigo, papeles arrugados y fotografías quemadas por la luz. La nostalgia es siempre estética e idealizada, es de todo menos triste.

Ayer vi una exposición sobre el análisis del concepto y significado del souvenir a través del tiempo que, entre otras cosas, hablaba del souvenir como catalizador de la nostalgia a través de un bonito vídeo de found footage de Andrés Hispano. Adormecida por el efecto hipnótico del que es, ya lo he dicho, mi sentimiento favorito, pude contemplar la perfección hecha bola de nieve, cajita de recuerdos, recortes de nevera y recuerdos del verano que no sucedió.

En mi imaginario, elijo dos fragmentos para montar el vídeo que nunca llegaré a montar. El primero, de una película que no faltó en el collage de ayer, es casi imprescindible. El segundo, de mi película favorita de la infancia, es puro culto a la nostalgia. Nostalgia como recurso narrativo. Nostalgia como estética. Metanostalgia en todos los sentidos.

Suspiro.






3 comentarios:

  1. Pero la nostalgia significa echar en falta algo que tuviste y ya no tienes ¿no crees que eso es triste? Me interesa esto. Yo nunca me he considerado nostálgico. Me gusta la memoria. El pasado está lleno de buenas cosas y me hace feliz recordarlas pero no creo ser capaz de echarlas en falta.

    Me encanta eso de no tener pudor emocional... :)

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  2. Jo, me he equivocado y he borrado mi propio comentario... jijiji.

    Ya... estoy de acuerdo en que la nostalgia implica ausencia, pero, dado que la pérdida es inherente al paso del tiempo creo que es bonito encontrar su parte romántica.

    De todos modos, yo creo que la nostalgia -que está muy estetizada, por otra parte- suele apelar más al anhelo de lo que pudo ser y nunca fue -o a lo que será- que al recuerdo propiamente dicho. Es como una nostalgia autorreferencial, la nostalgia por la nostalgia :).

    No soy nada partidaria de vivir en el pasado, es más, siempre tengo la cabeza en lo próximo, tanto, que a veces se me olvida que hay que disfrutar el día a día :)

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  3. A mí a veces también me ocurre eso, de tanto pensar en lo que podrá ser.... jejeje

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